Historia

El primer manifiesto democrático

Fue así como en el momento de saberse en Caracas la noticia de la muerte del autócrata, después que se destaparon en las casas de los opositores las botellas de champaña, el sonido de su descorche fue siempre recordado, eran aquellas botellas largamente guardadas para celebrar aquella hora.

Pasada la euforia, ya en el madrugada del 18 de Diciembre, Andrés Eloy Blanco (1897-1955), nuestro gran poeta pero altísima figura cívica, redactó el primer manifiesto democrático en que se pedía el regreso a un régimen de libertades, la libertad de los presos políticos y el retorno de los exilados. El propio Andrés Eloy encabezó aquel manifiesto con su firma y a pie, antes del amanecer, fue tocando las puertas de las casas de quienes pusieron su firma en él. Este documento fue entregado en Maracay el 19 al propio presidente López. A llevar el manifiesto fueron a Maracay numerosos venezolanos, fue aquella una larga cola de automóviles, como nos lo ha contado, y puede testimoniarlo aun, el doctor Ramón J.Velásquez(1916), joven estudiante de 19 años, quien fue uno de los que estuvo presente en Maracay cuando Andrés Eloy le entregó al general López el documento y le dijo: “General, aquí está Venezuela”.En la tarde del mismo día 19 el país entero pudo leer aquel Manifiesto impreso en las columnas de El Heraldo(ver: “Manifiesto” en José Rivas Rivas: Historia gráfica de Venezuela. Caracas: Centro Editor,1972,t.I,p.24-26).

Las iniciativas siguieron pues el día de navidad se fundó la Asociación de Escritores Venezolanos. La prensa de aquellos días abunda en noticias de esta índole fuera del sucederse de manifestaciones, disturbios y tomas públicas de posición. Entre otros sucesos se sucedió el 21 de diciembre la muerte del monstruoso primo del dictador, Eutoquio Gómez(1868-1935), en la sede de la gobernación, frente a la Plaza Bolívar. Eutoquio pretendía usurpar de nuevo el poder. Es obvio, se deduce de los testimonios que hemos leído, que cuando el gobernador Felix Galavís(1877-1941) llamó al presidente López a decirle lo que allá sucedía, que Eutoquio Gómez y otras personas habían entrado armadas y en actitud subversiva, como se lee en El Heraldo(Diciembre 21,1935), que por ser vespertino pudo informar de aquello el mismo día, López en aras de la tranquilidad dio la orden de eliminarlo, como en efecto sucedió a los pocos minutos. Es esta una deducción lógica que no hemos leído en los autores que han examinado el hecho pero se basa en el testimonio personal de uno de los presentes, secretario del gobernador Galavís el historiador Nicolás Perazzo(1902-1987) presente en aquellos sucesos.

Entre las iniciativas positivas de aquellas semanas se encuentran la serie de reuniones casa de Ada Pérez Guevara de donde surgió el Mensaje, cuyo análisis nos ha reunido esta mañana.

La esencia del Mensaje, y la pieza nos lo indica claramente, que fue una iniciativita mediante en cual la mujeres venezolanas tomaron por vez primera la palabra públicamente, lo hicieron pidiendo por ellas y por los niños, y desde aquel mismo momento surgió la idea de la necesaria obtención de los Derechos Civiles como único camino de poder luchar por la obtención del voto femenino, ya que de pedirlo entonces, de hecho les fue ofrecido pero ellas mismas escribieron diversos artículos rechazándolo, columnas que se pueden leer en la prensa de aquellos días, señalando que no deseaban el voto sin tener derechos civiles pues si se les concedía en ese momento, sin tener derechos civiles, iba a tener que votar por los candidatos que eligieran sus padres, esposos o hermanos(ver Irma De Sola Ricardo: “El voto femenino es hoy un absurdo”, en El Heraldo, Caracas: Junio 19,1936). En todo esto no se debe olvidar que entre las actitudes que tuvieron estas mujeres se encontró el hecho de ser sufragistas, movimiento que siguieron con emoción al igual que cuando les llegó la noticia de que gracias a Clara Campoamor(1888-1972), una de las dos primeras diputadas elegidas en España, la otra fue Victoria Kent (1898-1987), en aquel país las mujeres habían obtenido el derecho al voto, corría el año 1931, uno de los siete años a los cuales nos hemos referido, en donde nuestras mujeres leyeron, conversaron y soñaron con días mejores. Es esto lo que explica a nuestro entender, visto con los ojos del cronista del pasado, lo que subyace tras el Mensaje, que no fue producto de la improvisión, porque nada improvisado dura, y porque sino no hubiera tenido la trascendencia que tuvo y que todavía tiene, todas las conquistas de la mujer venezolana, en los últimos setenta y siete años, se espiga desde el Mensaje. Todas nuestras mujeres vienen de estas ideas, expresadas en apenas dos páginas.

En los trece días en que se reunieron a concebir el Mensaje era un momento de gran presagio en el país. Nosotros no hemos logrado llegar a encontrar la fecha en que se comenzaron a juntar, desde luego antes del 30 de Diciembre, cuando el Mensaje fue firmado y enviado a Miraflores.

El Mensaje significó una toma de posición. Ellas inferiores legalmente ya no se sintieron tales. Hablaron como se hace en los momentos cuando se proponen grandes cambios. Hablaron en alto, claramente, de todo lo que les concernía. Pero lo hicieron de aquella forma diáfana que era la propia de ellas, nosotros que las conocimos, sabemos que eran todas una barras de hierro cubiertas del terciopelo, con una gran capacidad para el diálogo y para la concertación y sobre todo, como las mujeres bíblicas eran “mujeres fuertes”(Proverbios: XXXI,10), de hecho había una judía entre ellas, quienes sabían cómo tocar las puertas y lograr que estas se abrieran.

Los que les concernía, la palabra que utiliza Alicia Álamo Bartolomé en los diálogos de su pieza, era todo lo relativo a las mujeres, todo lo que tuviera que ver con la maternidad y con los niños, buscaron la protección social de la mujer, que era necesaria, las madres solteras eran preocupación de ellas, fue por ello que pidieron, contra viento y marea, la institucionalización del Certificado Médico Pre-Matrimonial, por ello llegaron a llamarlas prostitutas, como una de ellas no los confió sin perder la sonrisa, la dulzura fue característica de las que concibieron el Mensaje, a aquella dama que nos confiaba sus recuerdos actuaba divertida ante la respuesta de la misoginia masculina, pensaban aquellos que las mujeres no debían meterse en su vida íntima, ¡incluso si las contagiaban con algún mal venéreo, incluso a sus propias esposas! pedir el Certificado Médico Pre-Matrimonial era en aquellos días el único antitodo para evitar la propagación de las enfermedades venéreas entre las mujeres, incluso entre las jóvenes casadas, petición del Mensaje viva aun en nuestros días en los cuales las enfermedades de trasmisión sexual actúan de las formas que sabemos.

Una acotación más

Fueron aquellos treces días de diciembre 1935 y los primeros cuarenta y cuatro de 1936, un momento de expectativa, ya lo hemos advertido pero deseamos reiterarlo, de angustiosa espera, porque lo que sería políticamente el país se estaba fraguando, el hecho de que el General Presidente, actuara siempre vestido de civil era una clara señal. Pero el 14 de Febrero de 1936, cuarenta y seis días después de haber sido hecho público el Mensaje cuando se produjo la gran manifestación democrática de aquella tarde. Todos los hombres y mujeres adultos que estaban en Caracas, participaron en ella, como nos lo hizo ver su principal estudioso, el historiador Manuel Caballero(Las Venezuelas del siglo XX. Caracas: Grijalbo,1988,p.37-77). Ada Pérez Guevara, así nos lo contó, esperó que la manifestación pasara por la puerta de su casa para sumarse a ella. Fue aquel, como lo dijo Manuel Caballero(1931-2010), el “Día de la democracia”. Tuvo una característica propia por el gobernante que teníamos. Cuando la multitud, encabezada por Jóvito Villalba(1908-1989), llegó a las puertas de Miraflores el presidente López con su esposa los esperaba, un edecán les pidió que una delegación de ellos pasara a su despacho. Allí presentaron sus peticiones y fueron escuchados.

El presidente López conocía la gran norma política creada por una mujer venezolana en 1812, Juana Antonia Díaz Padrón, la madre de los próceres Montilla: “quien manda deba escuchar sino para que quiere gobierno”. Eso hizo López, escuchó se comprometió a las reformas y a los pocos días lanzó su Programa de Febrero(Febrero 21,1936), este fue el plan de la modernidad de Venezuela. Consecuencia fue la adhesión a aquellos proyectos por parte del grupo de mujeres que redactó el Mensaje, tal la carta que enviaron al presidente López la cual consideramos complementaria del Mensaje, está firmado por las mismas mujeres signatarias del Mensaje. Hallamos el nombre de Maruja Llanos, seudónimo de Trina Larralde, quien había firmado el Mensaje como Trina de Massiani. Su texto es el siguiente:

Caracas, 21 de febrero de 1936.

Señor: General Eleazar López Contreras, Presidente Constitucional de la República

Palacio de Miraflores.

Tenemos la honra de dirigirnos a Ud. para manifestarle que esta Asociación, cuya finalidad es el mejoramiento y protección da la Mujer y el niño venezolanos, raigambre de Patria, se congratula íntimamente al centrar en su programa formulado y al pueblo, la futura realización de muchos de nuestros más caros ideales.

La “Asociación Venezolana de Mujeres”, cuya norma inicial de acción está expresada en el “Mensaje” que a fecha 30 de diciembre de 1935 dirigimos a Usted encuentra en la palabra suya la mejor garantía para hacer factibles, dentro de los límites de La verdadera democracia, nuestros anhelos de progreso patrio, en el Niño, ciudadano de mañana. Con todo respeto y consideración nos suscribimos:

Por la “Asociación Venezolana de Mujeres”

La Junta Central:

Ada Pérez Guevara de Boccalandro; Luisa del Valle Silva; Sarita Corao; María F. Vegas de Rolando; Maruja Llanos; Josefina Bello de Jiménez; Narcisa Bruzual de Hernández; Luisa Amelia de Razetti; lrma De Sola Ricardo; Berta de Olavarría Matos; Fifa de Mondolfi; Clementina de Machado; Lola de Gondelles; Conchita de Vegas; Ana Mercedes de Morales Lara; Olga Larralde; Lola de Fuenmayor Rivera; María Luisa dé Planchart; Panchita Soublette.

Carta de la Asociación Venezolana de Mujeres al presidente de la República, El Universal, Caracas: Febrero 23,1936..

Educadoras de los hombres

Pero de alguna manera pidieron ellas que las mujeres se convirtieran en educadoras de los hombres, ideas más tarde muchas veces divulgada por las autoras feministas de los años sesenta del siglo XX, la hallamos en algún pasaje de los escritos de Anais Nin (1903-1977). Querían, tenían que ser, educadoras de los hombres para que estos dejaran el machismo y se convirtieran en hombres sensibles, cosa que también pidió Anais Nin. Por lo que cuando el mismo grupo organizó el Primer Congreso Femenino Venezolano (Junio 30,1940), que presidió nuestra novelista Antonia Palacios, nuestro agudo ensayista Juan Oropesa(1907-1971), un hombre de la misma generación de ellas, entonces de treinta y tres años, escribió en su columna de diario Ahora que las mujeres habían instalado en el país la “Escuela de las mujeres”(Ahora, Caracas: Junio 17,1940).

Por ello, once años después, en 1946, tal la escena final de la pieza, reunidas otra vez casa de Ada Pérez Guevara, quien entonces vivía en Los Caobos, Sur 23, quinta “Araibel”, pudieron sacar cuentas de lo logrado, lo cual hemos señalado. Para ese momento la voz de las mujeres se había hecho viviente y presente en el país gracias a ellas.

La educación mixta

Hay que detenerse en este recuento en lo que consideramos personalmente, producto de nuestra propia investigación sobre estos años, logro altísimo obtenido en medio de sus luchas, dos años después de la concesión de los Derechos Civiles a las mujeres. Sucedió en 1944: la aprobación en el gabinete del presidente Isaías Medina Angarita(1897-1953), gracias a la acción del Ministro de Educación, Rafael Vegas, de la institución de la educación mixta oficial en Venezuela. El cambió fue entonces rotundo: en 1936 solo 485 hembras estudiaban bachillerato, en 1944, después de la puesta en marcha de lo aprobado, lo hacían 2400 muchachas.

Fue esa decisión la que permitió la gran presencia que la mujer ha tenido en la vida venezolana, gracias a ella, que tuvo carácter oficial y nacional, nuestras jóvenes pudieron estudiar bachillero e ingresar a la universidad masivamente y pudo el país comenzar a tener mujeres profesionales universitarias desde comienzos de la década del cincuenta, lo que permitió, décadas después, en 1966, que por vez primera una mujer, la economista Aura Celina Casanova, ingresara en el gabinete y que otras pudieran ser gobernadoras, alcaldesas y parlamentarias electas por voto popular. No nos debe llamar la atención esta iniciativa procediera de aquel gran civilizador que fue el doctor Vegas, él mismo había cursado sus estudios en París, y había tenido en la Facultad de Medicina de La Sorbona, compañeras mujeres. Y en sus dos grandes iniciativas, la fundación del Colegio Santiago de León de Caracas y en su clínica psiquiátrica de Chacao, sus manos derechas fueron dos mujeres, la educadora Diana Zuloaga y la doctora Abigail Salgado. Vegas no estaba actuando de esa forma por vez primera en 1944.

Ya a su regreso al país, ya bien formado, médico, psiquiatra y educador, se acercó al movimiento de las mujeres quienes pusieron en sus manos la puesta en marcha de la institución para niños sin hogar creada por la Asociación Venezolana de Mujeres, que él llamó Casa de Orientación de Menores. Hizo también otro acto que no puede ser considerado una radical mutación: logró sacar los niños delincuentes de las cárceles de adultos, y crear para ellos una institución idónea para su reeducación.

La primera causa feminista

Tanto que tres años después del diálogo de 1946 que hemos escuchado, una mujer, Ligia Parra Jahn, asesinó al novio quien la había seducido no cumpliendo la promesa matrimonial hecha, en una época en que virginidad era un valor. En ese momento nuestra gran periodista Ana Mercedes Pérez, una de las firmantes del Mensaje, mujer siempre aguerrida, lo sabemos pues gozamos mucho de largos paliques con ella, comprendió que una gran causa femenina se había hecho presente, y condenada a prisión Ligia Parra Jahn, nuestra periodista escribió la gran acusación feminista a aquel seductor, fue la defensa de una mujer a otra, tal su libro Yo acuso a un muerto(Caracas: Editorial Ávila Gráfica,1949. 120 p.), editado en la empresa de José Agustín Catalá(1915-2011). A este siguió, meses después, ya en 1950, un volumen complementario comentando la injusta pena sin atenuantes impuesta a aquella joven mujer agraviada(La sentencia a Ligia Parra Jahn.2ª.ed. Caracas: Tip. Americana,1951.75 p.)

Ada Pérez Guevara: la líder del gran cambio

Es posible ignorar que todo proceso necesita de un líder y de unos dirigentes. El Mensaje lo tuvo en la persona de Ada Pérez Guevara. Sobre su personalidad copiamos lo consignado por una de sus compañeras en las tareas que se iniciaron desde el momento en que en su casa del centro de Caracas comenzaron a reunirse. Tal el perfil de su personalidad:
“En estos días en los cuales se hace recuerdo de quienes merecen el reconocimiento público, me ha extrañado no ver incluida en esas listas de personalidades a la valiosa mujer venezolana Ada Pérez Guevara(1904-1999). Y aunque en estos momentos la elaboración del índice de mi obra “Contribución al Estudio de los Planos de Caracas”, me tiene completamente copado el poco tiempo de que dispongo fuera de mi trabajo y de mis atenciones de esposa y madre, he resuelto hacer un paréntesis necesario para escribir esta página apresurada en demanda de justicia para quien, si ahora no suena su nombre en los círculos intelectuales y de asistencia social es porque circunstancias de la vida la han obligado a alejarse de estas actividades, tiene una positiva labor que tesonera y abnegadamente ha realizado y la cual ha producido copiosos frutos no sólo para Caracas sino para toda Venezuela y aun para la América.

Ada Pérez Guevara es ampliamente conocida por todos los sectores que supieron de su constancia, de su preparación, de su dedicación al estudio de los múltiples problemas que aquejan a la comunidad, de su incansable lucha en procura de soluciones favorables a la mujer y al niño venezolanos. Pero existe una numerosa juventud que desconoce su valiosa trayectoria de mujer y de ciudadana ejemplar y para ella haré un somero recuento de su labor que tendrá la virtud de refrescar la memoria de quienes sólo están atentos a los requerimientos de la hora presente.

Aquí me limitaré a esbozar su labor social. Su obra literaria extensa y de hondo contenido humano la enumeraré al final de este artículo como complemento. Sobre este aspecto la crítica ha sido suficientemente valorativa para que yo insista en juzgarla.

Las mujeres que formamos grupos dirigentes en diversas actividades, debemos ser las primeras en destacar esta figura femenina tan silenciada en la actualidad y a quien debemos reconocimiento, pues hemos sido las que más directamente nos hemos beneficiado a causa de su ponderada e incansable labor. Porque si todas las que tomamos parte en el movimiento reivindicativo de los derechos femeninos nos vanagloriamos de haber contribuido a su cabal realización, no por ello debemos dejar de reconocer que sin la oportuna, acertada y generosa acción aglutinadora desarrollada por Ada, este movimiento no hubiera tenido tan inmediata cristalización y quizá cuantos años habría tardado en concretarse.

Sobre mi propia experiencia puedo decir que no conocía personalmente a Ada Pérez Guevara. Tenía una vaga idea sobre su personalidad adquirida a través de la lectura de sus poemas. A fines de 1935, recién muerto el general Gómez, Ada me llamó para invitarme a una reunión femenina que se realizaría en su propia casa.¿Quién era yo entonces para la mayoría de la gente? Apenas una muchacha que había publicado unos cuantos comentarios por la prensa y que hacía dos meses había dado un recital de su poesía en el Ateneo de Caracas. Sin embargo, Ada Pérez Guevara que ya tenía un haber consistente a su favor, no menospreció mis posibilidades y supo aprovechar el empuje juvenil dirigido sabiamente hacia una finalidad de utilidad pública. Junto conmigo fueron llamadas otras jóvenes figuras recién entradas a la palestra literaria y también consagradas personalidades que eran cifras prominentes en instituciones representativas de la asistencia social. La primera vez que asistí a una de aquellas célebres reuniones gestoras del más compacto y generoso esfuerzo femenino encaminado hacia el mejoramiento de la mujer y el niño venezolano, en la hoy histórica mansión situada entre las esquinas de Veroes y Jesuitas número 20, me sentí maravillada.

Yo conocía a casi todas aquellas señoras que allí estaban porque eran amigas de mi madre, pero pensar que podría trabajar al lado de la señora viuda del Dr. Luis Razetti, de la señora doña Eugenia de Rísquez, de la esposa del Dr. Martín Vegas, o de la señora María Luisa de Planchart, fue algo que nunca soñé. Por eso, al par que comprendí la urgencia de los problemas allí expuestos y fui conociendo las maduradas respuestas que reclamaba la voz de Ada, secundada por Luisa del Valle Silva, esa gran venezolana en malhadada hora fallecida, mi entusiasmo crecía y mi fe tomaba cuerpo tangible en lo que había que resolver, y traté de corresponder a la confianza en mí depositada y desde el primer momento acepte obligaciones a las que me dediqué con toda la pujanza de mi juventud.

Quiero subrayar que aquella fue la mejor escuela a la que pude asistir. Allí tuve ejemplo vivo de preparación y de responsabilidad, de compañerismo y de generosidad. No había entonces afán de sobresalir, sino deseo de compartir compromisos que a todas nos atañían por igual y de que cada una cumpliera a cabalidad la tarea que se le había asignado.

Creo que hoy se nos está olvidando tan sabia lección y las que venimos de aquella jornada inicial no nos hemos acordado que detrás nuestro viene otra juventud a quien hemos de tender la mano para invitarla a formar el eslabón necesario a la continuidad de la historia.

Ada Pérez Guevara es para mí, como creo debe serlo para muchas otras personas, un ejemplo aleccionador, una figura singular: modesta, estudiosa, con una generosidad a toda prueba. Inteligente y preparada nunca hizo valer su indiscutible superioridad cuando las razones de otras pesaron más en el ánimo de la asamblea. Trató por todos los medios de llevar adelante una idea saludable para el conglomerado, pero jamás quiso imponerla como dogma sino lograrla por el convencimiento y por la razón. Difíciles momentos la vi afrontar sin alterarse.

Tardes inolvidables del Colegio Santa María donde personalidades de valía como Luisa Martínez se enfrentaron abiertamente a sus nuevos postulados. Sin su reposada y a la vez audaz dirección que supo contrarrestar con habilidad de piloto avezado el encrespado mar de opinión adversa a las mas sanas iniciativas propiciadas en el “Mensaje de Mujeres Venezolanas al General Eleazar López Contreras”(diciembre 30,1935), difícilmente se hubiera podido encauzar la voluntad de hacer que prevalecía en aquellos agitados días del año 36 hacia una concreta realidad como fue la Asociación Venezolana de Mujeres a la cual la Municipalidad de Caracas acaba de otorgar el Botón del Cuatricentenario.

Ada Pérez Guevara tiene méritos en el campo de la asistencia social en el cual ha desarrollado importantes iniciativas que han servido de modelo al multiplicarse a lo largo del país, como la Casa Prenatal, la Casa de Observación de Menores que ahora llaman Retén Infantil, la campaña por salud dental, etc. En el terreno educacional fue la primera mujer que insistió ante el Ministerio de Educación para que se incluyera el estudio de la Puericultura en los Programas de Educación Primaria y como la objeción era que no existían textos de estudio de esta asignatura para 4′ y .6′ grados, Ada, con dominio de la materia, se dio a la tarea de escribir dos obras de acuerdo a las necesidades requeridas. Estas obras, editadas por ella, fueron recomendadas a todos los países americanos como textos de enseñanza por el Children Bureau de los Estados Unidos del Norte, máxima autoridad en la materia.

En los últimos años Ada se ha dedicado a una labor ingente: la preparación cívica de la ciudadanía a la que dedicó varios años de incesante labor y una “Cartilla Cívica Venezolana” que es el Abecedario del buen ciudadano.
Además de la Asociación Venezolana de Mujeres, Ada Pérez Guevara fundó la agrupación “Acción Femenina de Venezuela” a través de la cual se logró el aglutinamiento de las mujeres preocupadas de toda la nación guiadas por un ideal enunciado como premisa en su órgano de divulgación “Correo Cívico Femenino”, que decía: Sufragio pleno – Educación Cívica – Mejoramiento Social y Legal de la Mujer y del Niño.

Junto con Irma De Sola Ricardo, y a través de la Asociación Cultural Interamericana, logró que la Gobernación del Distrito Federal realizara la primera Biblioteca Pública Infantil al aire libre la cual fue construida en el Parque de Los Caobos.

Ya en su madurez estudió Bachillerato y se graduó con brillantes notas, hizo un curso de Kindergarterina y obtuvo el Certificado de capacitación otorgado por Ministerio de Educación, y por último se graduó de Periodista en la Universidad Central de Venezuela.

Algunas de sus obras publicadas son: “En ausencia tuya” – poemas, 1926;”Horizontes” – poemas, 1931; “Flora Méndez:” – cuento, 1934; “Lo que deben saber las futuras madres venezolanas”, lecciones de Puericultura, publicadas por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social,1936;”Yo cuidé a mi hermanito”, texto de Puericultura para 4to. grado, 1942; “La Mujer ante la Ley”, publicación divulgativa de las Asociaciones unidas pro-reforma del Código Civil, realizada en colaboración con Luisa del Valle Silva, Panchita Soublet-te Saluzzo, Anna Julia Rojas y Lucila Palacios, 1942;”Estudiando al Niño”, temas de Puericultura para Educación Primaria Superior, 1943;”Sufragio Femenino, aspectos venezolanos”, 1944;”Tierra Talada”, novela, 1937; “Pelusa” – cuentos, Publicaciones de la Asociación Cultural Interamericana, 1946;”Cartilla Cívica Venezolana”, publicaciones de la Universidad Central de Venezuela, 1963.
Pocas personas con tanto y tan acreditados méritos como Ada Pérez Guevara. ¡Recordemosla!.(Irma De Sola Ricardo: “Ada Pérez Guevara, una mujer que no debe ser olvidada”, en El Universal, Caracas: julio 30,1967).

Presentes desde entonces

Todos estos hechos, toda la grande presencia de la mujer en la vida venezolana surgió de aquel palique entre mujeres en la casa de Ada Pérez Guevara. Se hicieron verdad desde aquel 30 de diciembre de 1935, las dos consignas de la más joven de las redactoras del Mensaje: “las mujeres tenemos vocación de servicio”, debemos ser nosotras siempre “brújulas de la patria”.

(Intervención leída en la sede de la Fundación Francisco Herrera Luque, en la sesión de “La tertulia de los sábados” la mañana del 28 de Julio de 2012. La lectura dramatizada de la pieza fue hecha por las dramaturgas e intelectuales: Inés Muñoz Aguirre(Ada Pérez Guevara), Carlota Martínez(Irma De Sola Ricardo), María Elena Lavaud(Josefina Bello de Jiménez), Thais Erminy(Panchita Soublette Saluzzo), Ana Teresa Sosa(Luisa del Valle Silva), Gennys Pérez(Leticia Nouel) y María Eugenia Díaz(Florencia). El auditorio fue colmado por más cincuenta personas cuya emoción, al escuchar la pieza, y deducir su mensaje, se sentía en el ambiente).

Julio 28,2012.
APENDICE

Mensaje de las mujeres venezolanas al General Eleazar López Contreras

Las suscritas, ligadas íntimamente a la evolución patria por un profundo sentido de maternidad actual o futura y procurando interpretar lo que el país espera de nosotras en este hermoso despertar del sentimiento cívico nacional, nos permitimos dirigirnos a usted para después de presentarle con el debido acatamiento nuestro saludo de año nuevo, exponerle en conjunto algunos de los más importantes problemas que directa o indirectamente nos conciernen. Quizás unos de ellos han sido ya expuestos a usted por otras agrupaciones femeninas orientadas hacia los mismos ideales. Todas estas voces son eco de un mismo deseo latente en todo corazón de mujer y que hasta hoy no había podido manifestarse entre nosotros.

Pensamos que la esperanza de todo el país está en el niño, y que mientras más sano física y moralmente sea este, lo será también el ciudadano de mañana. Por consiguiente, si deseamos adelanto positivo para Venezuela, debemos procurar que éstos nazcan y se desarrollen en las mejores condiciones posibles. Es a nosotras a quienes corresponde por ley natural velar por ellos en esa edad pueril de la cual depende su salud futura. Interesándonos por la infancia cooperaremos eficazmente en la labor patria. Pero en nuestro humilde sentir, para lograr la perfección de esa labor, se requieren, en armonía y acción permanentes, dos factores:
Preparación adecuada de la mujer y principalmente de la madre. Y principalmente de la madre.

Y cooperación efectiva del Gobierno Nacional.

Entre nosotros, este problema de maternidad e infancia ha quedado hasta hoy casi excluido de la atención pública y de la del gobierno; no así en otros países, donde el primordial interés que se le concede ha contribuido poderosamente al adelanto de los mismos. Por eso nosotras, hermanas de las mujeres de América que tan fecunda desarrollan hoy el mismo sentido, levantamos hacia usted nuestra voz, para indicar con fe en el magistrado, algunas de las necesidades apremiantes, aunque comprendemos la magnitud de la labor que en estos momentos lo embarga. Dichas necesidades son esbozo de la obra por hacer y a la cual estamos dispuestas a prestar nuestra desinteresada cooperación con la mejor buena voluntad. Para más claridad, y conocedoras de que en estos momentos se organiza la Beneficiencia del Distrito Federal, hemos considerado el problema clasificándolo así: niños, mujer y protección social.

NIÑOS

Para estos desearíamos:

En esta ciudad, procurar que siquiera algunas ventas de leche garanticen la pureza de estas; aire y sol en parques exclusivos infantiles y agua pura desde el acueducto. Casa-cunas suficientes en las parroquias de Caracas y capitales de Estado que las requieran. Escuelas de primeros grados con semi-internados gratis o muy módico para hijos de obreras y empleadas. Asilos de huérfanos con capacidad suficiente e Inclusa anexa. Consultas externas con medicamentos y gota de leche para los niños más necesitados. Funcionamiento del Hospital Niños que existe al lado del Hospital Vargas.

MUJERES

Estas requerirían:

Escuelas de Puericultura teórica y práctica, para madres, novias, ayas o niñeras, anexas a las Casas-cunas. Casas de protección para muchachas desvalidas, con personal laico. Establecimientos adecuados para internar mujeres pobres en los dos últimos meses de gravidez. Consulta médica gratis, controlada por petición de las madres de familia, para que cuando lo necesitaren, envíen su servicio doméstico, principalmente a las ayas, en solicitud de certificado de salud escrupuloso o de receta. Curso de servicio doméstico que podría anexarse a la Escuela de Artes y Oficios.

PROTECCION SOCIAL A LA MUJER Y AL NIÑO

Esta pide:

Obligar legalmente a los propietarios, directores de fábricas, talleres, etc., que tengan obreras a su servicio, a concederles mes y medio de vacaciones y a lo menos quince días de jornal, cuando estando éstas en servicio activo se encuentren en trance de alumbramiento. Hacer cumplir el reglamento de Sanidad en la construcción de casas de vecindad. Curso obligatorio de higiene infantil o Puericultura elemental para cuarto grado escolar. Escuelas para el cuerpo de Policía Nacional, donde se les eduque, instruya y dé conocimiento suficiente de la ley en lo que les conciernen, y se les exija moralidad probada y protección al niño, remunerándolos mejor. Certificado médico prenupcial obligatorio e intensa propaganda antivenérea; divulgación científica de educación sexual entre padres de familia y censura que garantice los espectáculos públicos propios para niños. Evitar la mendicidad infantil.

Caracas, 30 de diciembre de 1935.

Firmas del mensaje de mujeres venezolanas al General Eleazar López Contreras

Ada Pérez Guevara de Boccalandro, Luisa del Valle Silva, Sarita Franceschi de Corao, Lola de Gondelles, Directora del Católico Alemán; María Luisa Rotundo de Planchart, Clementina de Machado, Narcisa Bruzual, Panchita Soublette Saluzzo, Beatriz de Aguerrevere, Luisa Amelia de Razetti, Ana Mercedes de Morales Lara, Carmen V. de García Alvarez, Emma de Ruiz Rodríguez, Magdalena de Flammerich, Yolanda de Winkelman, Ana Teresa de Martínez Centeno, María Luisa de Escobar, María T. de Corao, Lola de Fuenmayor Rivera, Trina de Martínez M., Olga Larralde, Trina Larralde de Massiani, Carmen Blanco de Urbaneja, Rosaleda de Bellini, María de Machado, Graciela de Conde, Berta de Olavarría Matos, Carmen S. de Básalo R., Elodia S. de Rodríguez M., Carlota de Toro, Socorro de Guevara, Lola de Arreaza Calatrava, Graciela Alicandu, Hidamar Escalante, Trina de Silva, Marieva S. de Vegas, Ana Teresa Abreu.

FIRMAS DE ADHESIÓN:

Por la Asociación Cultural Femenina: Imelda Campos, Lola Morales Lara, María Cristina Hernández, Lila Trujillo y Cecilia Núñez Sucre.
Por la Sociedad Protectora de la Infancia: María Cova C., Carmen Teresa de Obel mejías, Laura Espín R., Manola Márquez Márquez.

FUERA DE ASOCIACIONES:

María Meléndez de García, Luscinda Contreras de Rojas, Ana de Cúrvelo, Josefina Rodríguez Revenga, Emma Morales de Guevara, Carmen J. Rodríguez Revenga, Julia Carvajal de Flamerich, Carmen H. González, Lucrecia de González, Ana P. de Figueredo, Mary Paván de Siso, María M. de García, Aurora González Ecarri, Eneria Ruiz de Rodríguez, Dominga Moreno de Montilla, Luz Manzano de Andrade, Lorenza de Moreno, Olimpia Mijares, Leonor de Caballero, Francisca de Velásquez, Bernarda Méndez, Candelaria de Ríos, Victoria Bellizzi, Castillo, Catalina de Curtía, Margarita Matos, Margot de Arroyo, Felicia Mijares, Trina de Hernández, Tula López, Emilia Salazar, Mercedes Barrios, Delflna de Medina, Josefina Bello de Jiménez, Chaly de Febres Cordero, Trina M. de Mellior, Luisa Margarita Meaño, Mercedes León, Carmen Yolanda de Paredes, Margarita de Tovar, Carmen Corao Grillet, María L. de Georget, Abigaíl de Golding, Stella de Betancourt, Cristina Reverón Larré, Dolores Mendoza de Olivares, Luz Adelina Rodríguez V., Lucila G. de Garrido, Victoria Corao G., Belén Centeno de Solórzano, Violeta Rivero de Restrepo, Leonor Sapene A., María G. de Pinto Marvez, Mercedes Flamerich, Nicolasa Gondelles, Alida de Planchart, Gracia M. de Menendez, Luisa L. Tirado Meza, Juana de Garay, Juana Ávila de Mora, Elisa Sapene, Carmen Banchs, Josefina Parpacén, Cecilia Oliviveira de Prieto, Ella Oquendo de Almarza, Isabel Sánchez Jiménez, Mary Calcaño, Carolina de Odremán, Lola K. de Hernández D’Empaíre, Oky Sánchez, María C. Morales Rocha, Corina Cárdenas, Ana Mercedes Pérez, Mercedes V. de Moerbeck, María Luisa Coll Núñez, Mercedes Cabrera de González, Marita de Tovar, Luisa de Muñoz, Petra Ramona de Maza, Mercedes Cabrera de González.


De San Cristóbal: Lilla G. de Ramírez.
De Maracaibo: Isabel Villalobos de Carrasquero, Teresa Barboza Manzano, Balbina González Sulbarán, Elena de Tenrero, Eva de Rivera
De Barquisimeto: Carmen dé Octavio, Carmen Camejo A.
Por la Unión Feminista de Lara: Octavia Octavio, Adelaida Orellana, Olga Barrios, Justa Josefa Briceño, Emilia Anzola Falcón, Lilian Matheus, Inés María Anzola.
De Calabozo: Celina Helena de Viana Castillo.
De Cagua: Piedad Franco Feo.
De San Fernando de Apure: Teodosia de Rodríguez, Josefa Esté de Salas, Carmen Eeté, C. de Salas, J. de Herrera, Isabel de Fernández, Clara Loggiodice, Laura de Fernández, Amelia Prado, Nerina de Morales, Carmen Fernández, Olga Rigo, Leali Salas, Elba Michelangeli, Clementina Herrera, Angélica de Pacaterra, Angela de Rodríguez, Pepita de Castillo, Guillermimina de Gómez, Nina de Hernández, Ana de Pardo, Lola de Hernández, Ramona de Márquez, Clarisa de Fernández, Lila Márquez, Rene Domínguez, Adela de Decanio, Clarisa de Barbarito, Vicenta de Esté, Rita de Rojas, Julia Rosa de Sosa Muñoz, María de Hernández, Helena de Porras, Nieves de Umanés, Jesús de Martínez, Graciosa L. de Bravo, Laura de Hernández, Abigaíl de Pildaín, Rosa de Hernández, Ana Teresa de Pildain, María de Colón, luisa de Figueredo, Verónica de Delgado, Nicolasa de Perera, Virginia de Rickel, Carmen de Hernández, Soledad de Domínguez, María de Umanés, María de Bolívar, Flor de Felice, Ana J. de Bolívar, Encarnación de Matute, María Antonia Plessman, Ana de Fernández, Isabel de Rojas, Esther de esté, Teolinda de Elias, Pepita de Obregón, Dalia de Rengel, Josefa de Naranjo.

NOTA:

Toda mujer que desee incorporar su firma como adhesión a este Mensaje, puede enviarla a Mensaje de Mujeres Avenida Norte 20, Caracas.

OBSERVACIÓN MANUSCRITA EN ESTA COPIA DEL MENSAJE

Irma De Sola Ricardo(1916-1991) escribió de su puño y letra en el ejemplar del Mensaje que guardó en su archivo lo siguiente: “Aunque yo participé en todas las reuniones que se efectuaron casa de Ada Pérez Guevara de Bocalandro, Av. Norte 20, como yo era menor de edad para esa fecha mi padre no quiso que yo firmara este documento, aunque me concedió amplio permiso para trabajar en la Asociación que se formó como resultado de este Mensaje, la Asociación Venezolana de Mujeres”.

*Publicado en Caracas: Cooperativa de Artes Gráficas, 1936. Hoja suelta impresa por una sola cara.